Política de uso de la leña y sus derivados para calefaccion

El uso de la leña como fuente de energía en Chile es ancestral. En torno al fogón se congregaban las familias y se transmitía la historia oralmente. Los niños escuchaban las experiencias de sus padres y abuelos y así se iba reproduciendo su cultura en un espacio de calidez.

Hoy, la leña sigue siendo parte del estilo de vida del sur, en especial a la hora de calefaccionar los hogares y cocinar alimentos. Este fuerte vínculo de la leña con la cultura es un elemento fundamental para el análisis de su uso. Toda su cadena, incluyendo la producción y la comercialización, hasta hoy está impregnada de prácticas arraigadas desde hace varias generaciones.

Si consideramos que desde la región de O’Higgins a la región de Aysén, se concentra el 36% de la población nacional, y que de este total, el 74% de los hogares consume leña , entendemos por qué es tan importante generar políticas públicas en esta temática.

¿Por qué en pleno siglo XXI, la leña, usada por generaciones, se mantiene aún como una fuente de energía?, es porque gracias a diversas instancias de participación generadas como Gobierno, compartiendo con los actores relevantes del sector y las familias del sur del país, sabemos que se sigue usando leña en Chile porque es económica, está siempre disponible y es fácil de obtener. A estos factores se pueden agregar otros criterios más subjetivos, como la impresión de que el calor de la leña es distinto, o la sensación de que la comida queda más rica cuando se cocina a leña.

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