Más allá de la industria forestal, y considerando los aportes que se hacen al SIC, existe un debate en torno al futuro de la biomasa, encabezado por especialistas en ERNC, académicos y algunos empresarios que trabajan con esta bioenergía. Ellos visualizan ciertos desafíos a futuro.
A medida que la bioenergía a partir de biomasa forestal se ha ido abriendo camino en el escenario energético, también ha sumado nuevos desafíos, que invitan a hacer un análisis acerca de sus posibilidades de desarrollo, de la materia prima disponible y de su relevancia entre las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) de la matriz.
Lo cierto es que en los inicios, la biomasa forestal para generación de energía, se perfilaba, y seguramente hasta hoy, como una eficiente alternativa para la gestión de residuos, tanto de cosecha como de aserraderos. “Los residuos de biomasa en la industria antiguamente eran considerados un desecho, un problema y un costo.
Actualmente nos damos cuenta que tales desechos son energía, tanto para utilizar en las mismas plantas que lo generan, como es el caso de los secadores, o para vender a terceros. En síntesis, pasaron de ser un costo a un ingreso para la industria forestal”, afirma Ricardo Carrasco, gerente de Proyectae, compañía que se dedica a la gestión de residuos, agua y energía, entre otros.
Desde ese momento se abrió un nuevo nicho, sobre todo para las empresas forestales, que comenzaron a desarrollar plantas de energía en base a biomasa, con el objetivo de autoabastecerse y vender otro tanto al Sistema Interconectado Central (SIC).
La matriz
Al respecto, Carlos Finat, director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energía Renovables (Acera), dice que los aportes de energía que hacen empresas forestales a la matriz son relevantes, aunque representan solo el 3% del total nacional. “Las inyecciones provenientes de esas centrales aportan una diversificación de las fuentes de energía, con lo cual el riesgo de abastecimiento se reduce”.
Ya sabemos lo relevante que es la generación de energía con biomasa para las empresas forestales, pero ¿Qué tan relevante es esta bioenergía para la matriz nacional?, ¿Cómo se ha comportado en comparación a las otras Energías Renovables No Convencionales (ERNC) y cuánto ha crecido?
“A la fecha la biomasa tiene 422 MW de capacidad instalada, representando un 21% de toda la capacidad instalada de ERNC. En términos de generación, la biomasa sigue siendo la fuente renovable con mayor participación de las inyecciones, con 191 GWh”, comenta Christian Malebrán, analista de la gerencia técnica del Centro Nacional para la Innovación y Fomento de las Energías Sustentables (Cifes), quien agrega que en 2014 hubo un aumento de la capacidad instalada por la entrada en operación de cuatro proyectos.
Y claro, en comparación con otras ERNC que también han crecido, como la solar y la eólica, la biomasa tiene ventajas en cuanto a disponibilidad. “Las plantas termoeléctricas en base a biomasa pueden funcionar todo el año, por lo tanto no tienen problemas de intermitencia, que no sea la detención de planta para mantenciones. Esto significa que su capacidad para generar energía varía entre 80% y 90%, en cambio la generación de energía eólica varía entre 30% y 40% y la solar entre 15% y 30%”, explica Fernando Muñoz, ingeniero forestal y académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción.
Esto le ha permitido a la biomasa ser la ERNC que más inyecta a la matriz nacional. Sin embargo, el horizonte no se ve totalmente despejado, ya que las energías solar y eólica podrían alzarse y disputar el primer lugar.
“A pesar de que la biomasa está en tercer lugar en potencia instalada, su disponibilidad le permite estar en el primer lugar de inyección”, dice Fernando Muñoz, quien agrega que: “Si comparamos los datos de marzo de 2015 con lo publicado por el Ministerio de Energía en diciembre de 2012, se tiene que la biomasa presentaba una potencia instalada de 394 MW, la eólica de 205 MW y la solar de 2 MW. Entonces, entre diciembre de 2012 y marzo de 2015 la biomasa subió modestamente en potencia instalada a 422 MW, en cambio la eólica pasa de 205 a 832 MW y la solar salta de 2 a 516 MW. A este ritmo, la biomasa dejará de ocupar el primer lugar de inyección de energía al sistema”, señala el académico.
Fuera de las competencias con otras ERNC, y en el plano de la industria forestal, la biomasa es y seguramente seguirá siendo relevante para su autoabastecimiento, sobre todo para las plantas de celulosa, que son grandes generadoras de energía eléctrica a partir de biomasa. Además, esta fuente de energía contribuye eficazmente al control de emisiones. “Lo importante es asegurarse que las plantas cumplan las normativas ambientales, de modo que se controlen las emisiones atmosféricas. Este tipo de plantas son un aporte económico y ambiental para el país”, afirma Ricardo Carrasco.
Por otra parte, según un estudio dado a conocer a fines de 2014 y realizado por el Ministerio de Energía, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y la Universidad Austral de Chile (UACh), en la zona comprendida entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos existe un potencial de generación de 2.129 MW, tomando en cuenta la superficie potencialmente aprovechable con fines energéticos, por lo que la biomasa podría tener buenas posibilidades de desarrollo, aunque deberá trabajar en los retos que le impone el mercado.
Desafíos que vienen
Roberto Izquierdo, presidente de Comasa Generación, relata que hace unos tres años la compañía instaló una planta de energía en base a biomasa forestal en Lautaro, Región de La Araucanía, en un lugar con un radio considerable para tener abastecimiento de materia prima. Hubo que estudiar todas las líneas de distribución y finalmente se quedaron con la de Lautaro. “Se evaluaron todos los aserraderos de la zona y las plantaciones, entonces llegamos a la conclusión de que esa fábrica era para unos 25 MW, que era acorde a la cantidad de biomasa que se podía recolectar en la zona, pero tomamos como precaución que en caso de que hubiera un problema con el abastecimiento, le meteríamos hasta un 15% de paja, lo que ya tuvimos que hacer en el segundo año de existencia de la planta”, comenta Izquierdo.
Al comienzo, la planta se diseñó para ser solo en base a biomasa, pero con la tecnología necesaria para procesar otro tipo de combustible. Sin embargo, las plantas de biomasa en un radio aproximado de 350 kms, de CMPC y Arauco, también incrementaron su producción.
“En ese tramo no hay más biomasa forestal. Hay que tener en cuenta que no todos los aserraderos venden corteza y aserrío, porque esas fábricas tienen secadores, para los cuáles también usan los residuos para generar calor”, agrega el presidente de Comasa, quien especifica que esta caldera, en Lautaro, consume 960.000 m3 de biomasa al año, considerando que el poder calorífico de este combustible suele ser muy bajo.
“La bencina y el petróleo tienen unas 10.000 calorías por litro, y la madera tiene 3.800 calorías por kilo, pero considerando la madera húmeda que ingresa a la planta es de 1.500 calorías por kilo aproximadamente. Entonces, para generar la misma cantidad de bioenergía se necesita seis veces más de biomasa que de combustible líquido”.
Roberto Izquierdo agrega que la disponibilidad de biomasa para las plantas sería distinta si en Chile existiera una disposición legal que impidiera las quemas al aire libre, como en algunos países de Europa.
“La biomasa está limitada hoy por el costo de la logística, razón por la cual es importante desarrollar estos proyectos en un radio determinado desde el punto de vista de generación del combustible”, explica Sergio Durandeau, gerente general de KDM Energía.
Por su parte, Christian Malebrán opina que: “La biomasa es más compleja desde el punto de vista tecnológico y logístico, porque se debe tener asegurado el suministro del combustible para poder rentabilizar las inversiones y eso no siempre es fácil de lograr a través de contratos de suministro”. Malebrán agrega que la industria forestal posee la mayor parte de la biomasa disponible, por lo que el futuro crecimiento de esta fuente de energía en la matriz eléctrica seguirá asociado a proyectos forestales.
Por otra parte, “teniendo en cuenta que la estructura de transmisión eléctrica nacional es débil en diversas zonas del país, no siempre es posible situar proyectos de generación en las cercanías de los puntos de generación de biomasa”, afirma Sergio Durandeau y además explica que estas condiciones cambiarían con el refuerzo de las líneas de distribución, “que pueden hacer rentables proyectos, que con líneas más débiles no lo son. Este refuerzo vendrá dado por el normal incremento de consumo en los centros urbanos, que exige cada año una cantidad superior de energía”.
Para Fernando Muñoz, estos temas se refieren a la generación eléctrica, para lo cual, asegura, la disponibilidad de biomasa se encuentra limitada. “Sin embargo, la generación térmica no tiene estas limitaciones, porque es más acotada y porque la fuente de biomasa puede provenir del manejo del bosque nativo, cuya propiedad se encuentra distribuida entre miles de propietarios y presente en gran parte de la zona sur del país”.
Plantaciones dendroenergéticas
De acuerdo al estudio “Evaluación del mercado de la biomasa y su potencial”, desarrollado por la Universidad Austral de Chile, el Ministerio de Energía y la Corporación Nacional Forestal (Conaf), la superficie potencial para el establecimiento de plantaciones dendroenergéticas alcanza a 2,05 millones de hectáreas. La Conaf y universidades están realizando investigaciones en torno a este tema permanentemente.
“Estos cultivos pueden ser una opción para el desarrollo de la biomasa, especialmente si se plantean unidos a un proyecto industrial, que no necesariamente deben ser de gran tamaño energético. La biomasa producida desde cultivos dendroenergéticos presenta mejor calidad, lo cual le da ventajas respecto a la biomasa proveniente de residuos de cosechas forestales. Por otra parte, ayudaría a establecer una superficie de cultivos dendroenergéticos suficientes para una base industrial si en el nuevo DL 701 de fomento forestal que está, en el Congreso, se incluyeran estímulos para el establecimiento de cultivos. Cabe destacar que en mayo pasado el ejecutivo ingresó al Congreso la extensión de este decreto ley por tres años. Si se aprueba, y tomando el mismo criterio de la última tabla de costos que emitió Conaf, se podrán bonificar plantaciones con fines dendroenergéticos si son establecidas entre 2016 y 2018”, señala Fernando Muñoz. Cabe destacar que al cierre de esta edición la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de Ley (ver Actualidad Forestal, página 17).
Sobre las plantaciones, Rodrigo Izquierdo dice que aún no es fácil recurrir a este recurso. “Las compañías (forestales) chilenas ya no pueden plantar aquí, es muy difícil hacerlo. Son tantas las regulaciones que se fueron a plantar a Argentina, Brasil y Uruguay”, opina, y agrega que sería mejor hacer plantaciones que permitan tener madera para aserraderos, porque de ahí sale aserrín que se puede usar para biomasa o madera para celulosa, mercado que tiene plantas de cogeneración.
Así las cosas, “por su costo, la biomasa seguirá siendo competitiva, dependiendo siempre del valor de las concesiones forestales. Sin embargo, por la limitación que impone su logística, su crecimiento se verá acotado a los contratos de limpieza forestal que estén a la distancia de una línea de distribución, cuyo precio de barra, junto con el costo de la conexión, proporcionen la rentabilidad mínima para viabilizar el proyecto”, dice Sergio Durandeau
Fuente: Lignum